Música, tambores y flautas dulces y ruidosas. Toda la noche bailando y refrescando una y otra vez mi boca de alcohol, sedienta de luz.
Eran las fiestas de tu pueblo y yo lo celebraba como si fuese el mío.
La semana de antes me la pase entera soñando el vestido, el peinado, los tacones, que me acompañarían, esa noche, al altar.
Ese mismo día el autobús debido a cambios en la ruta producidos por un desliz, llegue tarde.
Luces de colores alumbraban con buen gusto el corazón de tu pequeño lugar de nacimiento.
Realmente me tiene enamorada.
Cuando tengo que elegir entre dos males, siempre prefiero aquel que no he probado.
Mae West
