viernes, 17 de agosto de 2012

Al mal pasado buena cara.

Me ha vuelto a pasar, o quizás ha pasado. Simplemente ha pasado y ya solo pienso en que termine de pasar, que pase rápido. Que duela todo lo que tenga que doler, pero que pase.

No me he rendido, no he abandonado. Me han echado de mi vida. Sigo sentada en la puerta, y a veces sigo dando golpecitos, incluso digo su nombre, a veces grito su nombre. Dentro hace mucho ruido y aquí fuera frío, lo suficiente como para que no me echen de menos.

¿Contra quien luchas cuando el enemigo ha abandonado? Alterar su vida feliz y previamente soñada con la esperanza de que saque el cuchillo y acabe por matarme.

Quiero que pase rápido, no sé que es lo que quiero que pase pero si quiero que pase rápido. Pero entonces pienso y veo que quizás ya ha pasado. Y que estoy sola, muy sola y que la vida es eso, tú contra tu mundo. Yo contra el mio.

De todos modos yo ya sabía que el infinito incluía el nada, incluía el nadie, incluía el nunca. Pero no quise verlo. Te quería tanto. Te quiero tanto que a veces me he dejado de querer, te he dejado de querer. También tú a mi.

El amor de mi vida tiene eso que solo tienen los amores de nuestras vidas, que son para siempre, o para nunca. Que son infinitos.