martes, 28 de octubre de 2014

Imagina...

Estoy muy cerca de tu oído, estoy gritando pero tu no escuchas. Estás imaginando.

Ya has acariciado mis labios con tu lengua y tus besos ya no saben a ti, sino a mi.
Duelen tus manos quitandome el sujetador, la última prenda que aún no he sacado del armario. Pero tú ya me la has quitado, porque cuando follamos sobra la ropa en la habitación. Tus suspiros y mis gemidos ya han empañado las ventanas y la habitación grita el empeño de tus manos.
Imagina ahora que no es díficil. Que vivo a dos pasos mal dados de tu cama y que mi cama está muy vacía. Que hay agujeros que es mejor no tapar, que si tu puedes entrar dejo la puerta abierta.
Imagina que te despiertas al día siguiente con el pelo despeinado y nada que temer, que todo parece un sueño y nadie te lo va a robar.

Porque los sueños tienen eso que solo tienen los pensamientos, que son tuyos. Tuyos hasta que los compartes. Toman formas, entonces, de historias no vividas, de vidas no trascurridas. Son sueños y no se hacen realidad. La realidad es otra cosa, y esa cosa solo la podemos imaginar.

Imagina que en realidad tú estás aquí ahora y acabas de mirarme a los ojos pidiendome que te folle porque no quieres soñarlo más. Los sueños no quieres compartirlos y yo no quiero otra cosa.
Otra cosa que solo nos podemos imaginar.

domingo, 12 de octubre de 2014

Southampton

Pensaba en escribirte una canción y me encontré cruzando las vías del tren, todos los días sin mucho que decir.
Ahora vivo en otro país, como otra comida y bebo otra cerveza. Ahora la vida se ríe de mi y yo he aprendido a reírme con ella. 
La ciudad se llama Southampton y el país Reino Unido, si me dejas, yo te escribo. La canción la escribes tú, como bien dice mi amigo irlandés, yo no canto. Y nunca le escucharás cantar. 

Llevo aquí ya tres semanas y el cielo cada vez está más cerca, imagino que el día que termine de caer habré aprendido a volar y me alzaré con él. 

Premio para la señora, la del vestido blanco.
 


lunes, 2 de junio de 2014

Seta

Ha sido hablando con él. Escuchándolo a él, cuando me he dado cuenta de que el cobarde sigues siendo tú.

Tú te dormías y yo fingía cerrar los ojos, en realidad los abría y te miraba, te observaba, esperaba. Como cuando dos amantes se despiden y se alejan dándose la espalda, entonces uno de ellos mira hacia atrás esperando que el otro también lo haga, confirmando cuánto se quieren. Tú nunca te diste la vuelta y sin embargo yo no dejé de mirar hacia atrás. Puede que solo haga unos días que he dejado de mirar hacia atrás, puede que haya aprendido a avanzar y hacia delante. La pena es que tú aún no has mirado ni una sola vez hacia atrás y aún no sabes siquiera qué fue lo que vivimos, qué fue a lo que renunciaste por miedo a ser feliz. Porque solo los cobardes toman decisiones y no se vuelven a mirarlas. Porque solo los valientes toman decisiones.

Has vuelto a mover ficha, hacia delante, siempre huyendo. Todos cometemos errores, es humano cometer errores. Es cierto, pero no todos huimos de ellos. Algún día esa persona de la que llevas huyendo la mitad de tu vida va a pedirte la cuenta, las pérdidas y ganancias, entonces tendrás que prepararte un buen discurso. Esta vez no tienes que convencerme a mi. Tendrá que ser un discurso muy preparado, has tenido años para trabajarlo. Imagina. Tendrás que convencerte a ti mismo de que todo este tiempo has sido feliz, y lo que es peor, deberás fingir que lo eres. Pero en eso eres un experto, en huir también lo eres, eres un experto en ser un cobarde y quizás ya hayas conseguido ser tan rápido que consigas huir, incluso, de ti mismo. Qué pena.

domingo, 26 de enero de 2014

Promises.

This is not about what you feel when you are alone, this is about who you are when you are with people. Then you are the people, not you anymore.

No hay más tú si cuando al pensar en mi no formas parte. No he dejado de ser yo, has dejado de ser tú. Ahora todos son tú. Qué pena, habrías sido para siempre. Tú.

Huele a mar, la camisa lleva mojada días. La ventana está abierta y paso casi todo el día asomada a ella, a veces me acerco a la silla y echo un poco de agua encima de la ropa, creo que de ese modo la camisa seguirá mojada, siempre. No me preguntes que es siempre, no lo sé. Probablemente si todos los días derramo al menos un vaso sobre ella, continúe mojada, no me cabe duda. Además la ventana seguirá abierta y el invierno aún tiene unos meses por delante y sopla frío. ¿Pero qué hay del olor a mar? Si fuera una niña, o si esto tratara de simular agua de mar, le echaría sal. Igual que escuecen y arden las heridas, igual que comprabas peces de agua salada e intentabas que sobrevivieran en agua con sal. Se parece pero ya no es lo mismo. Not you anymore.

Ya sabes lo que dicen, cuando deseas algo muy fuerte, se acaba cumpliendo. Déjame cambiar el dicho, cuando luchas por algo muy fuerte, eso es lo único que importa. Tú luchando por aquello que deseas. Al fin y al cabo qué sería de eso que deseas sin ti. Sin un tú que luche por él.