martes, 16 de febrero de 2010

conquistando tu lado de la cama


Esta noche no me preguntes por qué me imaginé durmiendo contigo, más bien sin dejarte dormir. Me acurruqué en tu memoria intentando chuparle el calor, como cada vez que en mi vida he abrazado a mi padre, para que los días de frío sean menos amargos. He nacido en una ciudad con clima templado para entre otras razones que los abrazos a mi padre no sean interesados. Volvía a la noche que hoy comienza. Empecé saboreando tus labios, que tantas veces recorrí. Tu sangre latía en orden, aún mi cuerpo no está lo suficientemente cerca del tuyo. Utilizaré varios tiempos verbales para que notes el juego que hace mi lengua cuando empieza por tu barbilla sin ánimos de parar. Por suerte la tarde la despedimos con el dedo acusador y no con la palma de la mano tambaleandose tras una noche cualquiera de sexo, drogas y alcohol, ¿por qué no decirlo?, de calentón. Debatimos con un cigarrillo y como tanto te gusta, con una copa de vino todos aquellos aspectos que eras incapaz de mirarme. No traté de molestarte pero empezaste a tensarte. Empecé a notar como tu corazón palpitaba a ritmo pausado, sin turbulencias, pero simplemente en ese detalle no me había fijado hasta ese momento, aprenderme todos tus puntos A,B,C y D fue más que difícil.
Aunque toda tu sangre ahora se centraba en una sola parte de tu cuerpo, en la misma que yo.
[.,.]




siempre quise entrar desnudo en tu habitación, y
pasar la fría noche bajo tu edredón. no hay nada que me llame más, siempre quise
incursiones en tu habitación. siempre quise estar pegado a tu radiador. no hay
nada que me encienda más. siempre quise estar tumbado y desnudo en tu
habitación. no hay nada que no acabe mal. no hay nada que no sepa hacer
mejor

1 comentario:

meris dijo...

es muy tentadora tu entrada..aiii si tú quisieras y yo me dejara..jajaja se va a liar dentro de poco donde tu ya sabes ;)

tequiero clara-boya!