sábado, 27 de marzo de 2010

love of lesbian





Para saber por dónde es frágil,
separa el núcleo en cien mil partes
y adelántate a su próxima reacción.



Málaga, 26 de Marzo de 2010. SALA VIVERO.


jueves, 25 de marzo de 2010

él lo sabe


han decidido por ti y tú te has dejado llevar, has cubierto el cielo de gloria y tú no lo piensas disfrutar. recomiendas alegría a los tristes y drogas a los drogadictos. manejas las curvas como aprender a conducir en una recta.


los has esperado y ya han llegado, se amontonan como cajas en la cocina de tu casa. estaría bien poder hacer una selección: tú entras, tú no. aunque pensandolo bien quizás alguno se ponga a cocinar, dejalos ahí un diíta más.


ya huele a bizcocho casero, mojado con café, a risas de por la tarde, y te gusta, te encanta.


pero tú sigues al otro lado de la puerta sin poder pasar. nadie te lo impide, de hecho de vez en cuando escuchas a todos aquellos gritar tu nombre pero... ¿quién sabe?






lunes, 22 de marzo de 2010

Diario de una ninfómana

Y puedo tocar la hierba, sentir el terciopelo. Lentamente empecé a acariciar mi cuerpo, por fin había descubierto que camino debía seguir. El de ser yo misma.
A pesar de que llovía torrencialmente decidí salir a la calle, quería compartir ese momento con alguien que siempre había estado a mi lado.
- Solo quería darte las gracias.
- Gracias, ¿por qué?
- Por ser mi amiga, por tus consejos. Porque al final siempre sigo tus consejos.
- ¿Por qué no entras y te cambias?
- No puedo me tengo que ir.
- ¿qué vas a hacer ahora?
- Vivir.



Soy una mujer promiscua, si. Porque pretendo utilizar el sexo como medio para encontrar lo que todo el mundo busca: reconocimiento, placer, autoestima y en definitiva, amor y cariño. ¿Qué hay de patológico en eso? Si queréis ponerme un nombre, adelante, no me importa. Pero sabed que lo que soy en realidad es una nereida, una driáda, sencillamente, una ninfa.



una pelicula que recomiendo

domingo, 21 de marzo de 2010

conquistando tu lado de la cama, tres

No quiero ser más allá de todo lo que digo, pero ¿y si no digo todo lo que quiero?.

Esta mañana desperté desnuda, rodeada de una ropa que reconocí mía pero de la que no recordé haberme desprendido. Más allá de mi memoria, a mi lado, el desayuno. Esta vez no era una taza de café reciclado de la mañana de ayer. Era de máquina de hotel, recién hecho y con tostadas como acompañante. La mermelada no tardó en llegar. Dulce y apetitoso salió del baño, rodeado de una nube de vapor. Mojado aún su pelo, me preguntó y yo contesté. Era el acompañante de mi café. Me deje la vergüenza en mi sujetador, el pudor en las bragas y con ellos llego el sudor. Aún o se habían corrido las cortinas, quizás detrás de ellas nevara, aquí sin primavera y sin amor, el verano había llegado. Giró mi cara, contuve mis fuerzas. Tocó mi cuerpo sin dirección, me dijo: ven.
Pero sin habernos ido aún, estábamos deseando volver.
Se dejó llevar, lo tire hacia el otro lado de la cama, mi lado.
Yo no distinguía el vapor, con el sudor, el agua con mi saliva.
Sábanas blancas rociadas de ganas, mojadas por regresar.

Quedaban un par de horas para entrar a trabajar, ninguno de los dos apareceríamos con la misma ropa. Probablemente al final de los 120 minutos no quedarían ganas de volver a vestirnos, a lo mejor en ese tiempo ninguno pensó en después. Nos dejamos llevar.





Anoche la reunión fue bien. Tratamos todos los temas que quedaron pendientes en reuniones anteriores. Pero me temo que si sigo trabajando aquí, las noches de insomnio y café se van a repetir. Y tú serás mi acompañante.

miércoles, 17 de marzo de 2010

y el sexo

-¿Qué prefieres, un polvo con un desconocido muy salvaje o un polvo con alguien conocido del que estés enamorado, pero también salvaje?

-¿Cómo?

-Tienes que elegir, o polvo salvaje con desconocida o polvo de amor con salvaje conocida, loca por ti. Y tu por ella, claro.

Venga! sé directo.

-Contigo.

-Por fin...

-Nunca había imaginado algo tan bueno para mi, yo pensaba que tú eras para los otros, para los que son como tú, no como yo.


Lucía

jueves, 11 de marzo de 2010

conquistando tu lado de la cama, dos

Me destapé, dejé el albornoz colgado del toallero. Abrí lentamente la puerta esperándolo al otro lado. Él no me conocía, solo fue el deseo y las llaves debajo de la alfombrilla de mi vecino, lo que hizo que apareciese antes de tiempo.
Fue un calambre en la sien lo que me hizo retroceder, a mi oídos ya llegaba la música, una canción de Antony & The Johnsons, esta vez, más ruda que nunca. Así se confirmaba su presencia. Desnuda y desprovista de ganas de luchar, salí del cuarto de baño.
Estaba allí, no lo habría reconocido. No tuve que aguantar su sonrisa tonta, pero si su mirada antes de que ésta empezase a bajar. Noté como tragó saliva, ahora estaba mucho más cerca. Colocó la copa de vino, esa que se sirvió sin permiso, encima de la mesa auxiliar que mi madre quiso comprar para las cenas de Navidad. Y se agarró con fuerza el cinturón, gritaba muy fuerte las ganas de salir de allí. Mis pasos fueron cortos y arriesgados, sus manos fueron más allá.




Me agarró fuerte de la cintura para tirarme encima del sofá. Caí mal, golpee el jarrón con la mano, mi instinto y no yo, intentó frenar la caída hacía lo prohibido, lo deseado, lo tabú…
Pero lo siguiente en caer fue su pantalón.
Fue brutal, la cabeza me estaba traicionando, antes de que él pudiese manchar sus manos de mi yo ya lloraba de dolor, esperaba cada día con resignación y devoción este momento. Me desvanecí y cuando desperté me fue más difícil de lo normal respirar, tomar el aire de bienvenida a la vigilia. Tenía la boca ocupada en él. Supuse de inmediato que ni había pasado mucho tiempo, ni había hecho falta preguntas.
Al notar movimientos por mi parte acercó su cara muy a la mía y respiró fuertemente. Quizás pudo leer mi mente y saber que segundos antes me había costado tomar aire, o quizás no.
Noté su aliento despedirse de mí.
Quise complacerle y ahogarme en él para su disfrute, pero estaba atada, de pies y manos. Hoy jugaba él, yo me dejaba jugar. No iba a recordarme mi dolor de cabeza. Pero aquello me gustó.
Recibí la primera entrada cuando aún la pelota no estaba en el campo, esta vez venía a robarme algo más. Una y otra vez. Su cara se esforzó en dibujar compasión. Yo aún así era más de respirar fuerte, muy fuerte, casi audible. Pero esta vez la música sonaba, mucho más allá de mis gritos guturales y desgarradores, de placer.
Se abandonó fuera de mi, esta vez no saborearía su porqué, pero gastaría un poco más de agua en la ducha, un poco más de tiempo.
Sudó casi tanto como mi cabeza para no abandonarme una vez más. Lo recuerdo y él me lo recuerda cada vez que decide levantar la alfombrilla de mi vecino, cada vez que el tiempo no se para a preguntar, ¿oye, hoy cómo estás?