domingo, 31 de enero de 2010

Todos los hombres son iguales.

Son como tantas otras cosas, maneras, formas, constumbres de vengar, de llorar, de volver a empezar.
Cuántas veces he escuchado esta frase y cuántas veces entonces me he dado cuenta de cuántos y cuántas personas se equivocan.

Todo empieza cuando lo ves. Como habla, como mira, como te mira, como te habla, como se mueve, como se mueve tu mundo cuando él está en él. Todo empieza a ser más dulce, más ligero y menos cruel. Pero todo depende de esa persona. Ese conjunto que le hace diferente, que con él os hace únicos. En ese momento ni todos tus amigos, ni tu familia, nadie puede poner en duda lo que tu sientes. Nadie te puede decir que "Todos los hombres son iguales" porque a tus oídos llegaron millones de noticias, a tus ojos desde que naciste infinitas imagenes distintas, por tus manos pasaron mil y una sensaciones, pero palpables, olores aún repetidos son imposibles contar. Pero dime, di, cuántas veces te sentiste así, cuántas millones, infinitas y repetidas veces existieron esos sentimientos en ti. Esos que tienen la capacidad y no poder, de mover la manecilla del reloj muy rápido cuando estás con el y muy lento cuando lo echas de menos, pero siempre a su antojo. Esos sentimientos que a la vez destrozarían todas las teorías de la humanidad. Esos sentimientos que sabes que de verdad existen aunque se empeñen en tirarlos, no es un castillo para echar abajo, tiene el lujo, la grandeza, la magia del palacio. De un principipe de color, de un color que sobretodo y sin duda destaca de entre todos los hombres. Porque no es igual que los demás. Llevas toda la vida, llevas años y años conociendo a hombres, viendo a hombres pasar por la calle, interpretar papeles, hacer regalos, invitarte a cenar, incluso follar y ninguno llego a susurarte con la delicadeza del viento que lo que viviste fue real y que lo físico no dura para siempre que como todo nace y muere pero que se quedará.


Es cuando se muere, se muere lo obvio...

Pero exclusivamente cuando se muere en ellos.
Si se muere en nosotras entonces no hay ningun problema. No había castillos ni príncipe amarillo fosforito. NO HAY NADA QUE TEMER.

Si se muere en él. Se morirá porque desee a otra, porque otra le haga sentir lo que a nosotras nos hizo sentir él. ¿Elegimos nosotras entre tanto hombre que fuese él nuestro desliz?. Se morirá porque simplemente lo que nosotras vimos en él no fue reciproco. No fue amor.


Si todos los hombres fuesen iguales, no existiría esta frase porque simplemente, no haría falta.

Es ley de vida. Está claro que todo lo bello muere.

¿Pero quien dijo que deba acabar antes que llegue la muerte?

HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE.

2 comentarios:

Sol dijo...

todos y cada uno
y quien diga lo contrario
MIENTE.
=)

meris dijo...

mongola! es mi entradaaaa jajaja es la cancion está bien de LSD! anda anda..ajaja tequiero churri :)